lunes, julio 31, 2006

Sobre la verdad

El postmodernismo surgió de la idea de que vemos las cosas a través de filtros teñidos por nuestra clase, nuestro género, nuestra cultura o nuestro lenguaje. De allí se transformó en la actitud ya conocida de considerar la verdad como una narración, los hechos como entes de infinita elasticidad, y el mundo como un texto abierto a múltiples interpretaciones. Se sostenía que nuestros estándares de razón son simples contingencias históricas, que la verdad como tal era solo una construcción social.

En Estados Unidos y en menor medida en Europa, los eventos del 9/11 demolieron estas ideas. Esos días recordaron a la gente que hay creencias que necesitamos afirmar. Que necesitamos verdad, razón y objetividad y que las necesitamos de nuestro lado. Los académicos se han vuelto menos favorables a los pluralismos relajados, aún en las disciplinas más blandas de las ciencias sociales. Las ideas en general reflejan la situación política; y políticamente el postmodernismo puede ser visto como un reflejo de la culpa postcolonial. Esta culpa significa creer que estaba mal no sólo forzar la racionalidad occidental o la ciencia occidental en otras regiones, sino que las racionalidades y ciencias de las demás culturas eran tan buenas como las nuestras. Si esto es así, lo que está sucediendo es la versión filosófica del neo conservadurismo...

El postmodernsimo siempre adoleció de un defecto de nacimiento: si el velero de nuestro intelecto es zamarreado por las tempestades de la historia y la cultura, ¿por qué habría de importarnos dónde nos deja en cada momento? ¿Por qué nos preocuparíamos por dedicarnos a separar lo falso de lo verdadero? Nietzsche se sorprendía de que esto nos importara, que la verdad nos fuera algo preciado cuando, en la jungla darwiniana, el honesto está a veces en desventaja frente a un manipulador y un mentiroso (aunque algunos científicos nos han demostrado que en el largo plazo mentir no es tan ventajoso como decir la verdad...). Esto implica que la honestidad debe ser predicada, que la honestidad está en nuestros mandamientos, no en nuestros genes.

Pero sermonear no siempre sirve, especialmente en las selvas de los negocios y la política. De allí que les puede resultar divertido leer The Lying Ape de Brian King. Es un libro entretenido y educativo, que da una larga y sorprendente lista de las mentiras y fraudes que los políticos y los vendedores han intentado imponer a los demás, muchas veces con éxito. King, que conoce bien sobre engaños, sin embargo reconoce que como decía Wilde "decir la verdad te vuelve impopular en el club". Supongo que el mejor consejo que se le puede dar a un mentiroso en potencia es que primero se engañe a si mismo; de esa forma, luego no tendrá que mentir, sino decir lo que cree. Pueden ser sinceros, pero su desprecio por la verdad se notará en su habilidad para fantasear y después creer en el resultado de sus fantasías. La historia del progresismo argentino y su desprecio por los datos de la realidad que no se ajusten a su "relato" sobre la misma debería ser analizada teniendo en cuenta la distinción entre las mentiras abiertas y este tipo de fantasía automotivada.

Otro tipo diferente de vicio es dar a las palabras un sentido distinto al que tienen. Entonces por ejemplo llamaremos progresismo a la corriente política que menos ha hecho para ayudar al progreso del país, y que de hecho no tiene un concepto claro de lo que significa progreso, igualandolo con equidad social, o con políticas pseudo revolucionarias.

Los americanos dan el simpático nombre de spin a lo que nosotros llamaríamos verso político. Este concepto a veces siginifica solamente el dar una versión tergiversada de la verdad. Bryan Garsten, en su libro Saving Persuasion: A Defense of Rhetoric and Judgment explora la larga tradición de atacar y defender la retórica, y su lugar en nuestras vidas. Retórica es el nombre que tradicionalmente se le da al verso, aunque tiene implicancias más de persuasión que de engaño. Formaba parte del "syllabus" medieval, y ser experto en ella ha sido siempre un objeto importante de toda buena educación. Garsten distingue entre la persuasión, que busca actuar a través del juicio de la audiencia y que es perfectametne legítima, y las prácticas de engaño, manipulación y chupada de medias de la audiencia, todas las cuales en forma diferente aspiran a eludir el uso de dicho juicio. La persuasión muestra al orador tomando ventaja en forma honesta de las particularidades emocionales, cognitivas y morales de la audiencia, lo cual es inevitable en cualquier discusión, particularmente en debates sobre temas morales o políticos. Sólo es malo cuando saca ventaja en forma desleal de estas particularidades, por ejemplo distorsionando u ocultando información o manipulando las emociones y los prejuicios. Para Kant no había diferencias en este punto: o apelas a estándares de razón universales y compartidos, o estás manipulando y engañando.

El problema es que, existan o no en temas de aritmética, lógica y hasta en ciencia, estos estándares universales son poco menos que inexistentes cuando intentamos responder pregutnas interesantes en temas de política, religión o moral. Aquí la calidad contigente de los contornos de nuestra mente y el rol que tienen la cultura y la historia en darles forma, por acotado que esté por la genética, es muy visible, y los políticos deben aprender a trabajar con ellos. Garsten supone que hay una distinción muy clara entre usar los deseos o prejuicios de una audiencia en forma correcta vis a vis alabar o chupar las medias de esa audiencia. Sería agradable pensar que existe tal diferencia, aunque sea muy difícil de definir.

El postmodernismo es generalmente acusado de atacar a la verdad y la ciencia. Es así como lo presenta el más que interesante "Why Truth Matters" (de los editores del sitio butterfliesandwheels.com, Ophelia Benson y Jeremy Stangroom). Ellos nos recuerdan que cuando se batalla por las mentes y los corazones de la gente, una buenas convicciones de sentido común y sobre la ciencia le ganan a cualquier sutil argumento filosófico. En el libro nos pasan revista a una pintoresca galería de contructivistas sociales, que analizan cómo los individuos y grupos participan en la creación de su propia percepción de la realidad. Bruno Latour, por ejemplo, confunde las palabras y las cosas de manera tal que llega a negar que los dinosaurios existieran antes de que la palabra dinosaurio fuera creada. De la misma forma se podría argumentar que ningún ser vivo tenía ADN antes de Crick y Watson....La verdad importa, aunque a veces a alguna gente pareciera ser que no....

¿Podemos concluir que la verdad ha regresado a su trono? Mmmmm....Quizás la respuesta correcta a la pregunta de Pilatos "¿Qué es la verdad?" es preguntar en qué verdad estamos interesados. Si la pregunta se refiere a un hecho histórico, entonces se debe responder de una manera; si en una cuestión relacionada a la ciencia, usaremos otros métodos y así con cada disciplina

Podemos estar orgullosos de los estándares científicos, a la luz de los que nos han permitido descubrir y hacer. Podemos estar orgullosos de nuestros estándares éticos, viendo como hemos logrado volvernos sensibles a temas que antes nos eran indiferentes. Nuestras opiniones son falibes, y nuestro juicio está lejos de ser perfecto, pero el remedio al uso imperfecto del mismo es usarlo más. Si nuestros políticos son lo suficientemente buenos para evitar la manipulación, la ignorancia, el temor y el odio, entonces seremos animales que aprenden de sus errores...

Lee el post anterior...

....y después mirá lo que acaba de publicar La Nación

Il postino te tira la posta

jueves, julio 27, 2006

Energía

Toda la gente con la que hablo que sabe del tema energético me pinta un panorama desolador: fuentes primarias agotándose, generación de energía secundaria a tope, bajos niveles de inversión para revertir lo anterior....y todo confluyendo hacia una sorpresa desagradable hacia mediados o fines del 2007

¿Por qué será que sospecho que esta gente tiene razón, que el Gobierno no sabe que hacer, y que se nos viene un racionamiento energético para algún momento de principios o mediados del año próximo? ¿Y por qué sospecho que el Gobierno está pensando a quien echarle la culpa?

Soy muy mal pensado, lo se

martes, julio 18, 2006

El Museo o La Decadencia Argentina es un edificio

Desde mi infancia, el Museo de Ciencias Naturales de La Plata ocupa ese lugar donde se guardan las instituciones de excelencia, esos rincones que son mejores que el promedio, que tienen el orgullo de ser argentinos y a la vez de ser reconocidos mundialmente.....ese rincón de las cosas que alguna vez este país fue capaz de construir en una época dorada, lejana, casi mitológica.

Por esas cosas de la vida, sin embargo, nunca lo había visitado. Y por esas cosas de la vida, el domingo pasado, gris, húmedo, un pedazo del otoño en pleno invierno, se me ocurrió saldar esa deuda y me fui al Museo, con la secreta esperanza de reconfirmar mis ilusiones infantiles.

Mientras iba por la autopista traía a la memoria imágenes del Perito Moreno, de Ameghino, del milodonte del que hablaba Chatwick en In Patagonia, de investigadores de blanco, de colecciones que no se encuentran en otros museos.

Llegar al Museo, que se encuentra en el medio del Bosque en La Plata, puede insumir más tiempo del necesario, porque la señalización es una costumbre que aún no ha prendido en la zona. Finalmente, apelando al viejo "flaco, cómo hago para llegar al Museo?", encontramos el camino que nos llevó a nuestro destino.

Lo primero que me impactó fue la impresión de decadencia general del edificio por fuera, lleno de manchas de humedad, pintura descascarada y arreglos en mal estado. Construido hace más de 120 años, no deja de asombrar que el país se haya permitido en esos años montar un edificio de esa magnitud en una ciudad que era solamente un sueño recién nacido. Y es por eso que disgusta más observar como ese mismo país no es capaz siquiera de mantener el aspecto del edificio en forma digna....

Por dentro la situación es ligeramente mejor, especialmente en el caso de algunas exhibiciones de dinosaurios y una del origen de la Tierra en la que se incorporaba material audiovisual. Pero en general todo el Museo deja la sensación de decadencia de los viejos gabinetes de ciencia habituales en algunos colegios hace 40 o 50 años atrás. Esa misma sensación que da entrar al Pellegrini, o en su momento a la Confitería del Molino, como ver a una señora mayor, de la que se puede adivinar una pasada belleza pero a la que los años, la desidia y la pobreza le han robado su atractivo.

La colección del museo es interesante, aunque su presentación es muy atiborrada y despareja: hay exhibiciones muy bien montadas y contadas y otras que parecen algo desiertas o por la mitad. Las explicaciones junto a cada exhibición son buenas aunque heterogéneas en su estilo, como escritas por distintas personas y para distintos públicos. Algunas de las ilustraciones son un tanto infantiles o anacrónicas (hay una de un ictosaurio comiéndose a un dinosauro volador que parece una viñeta de Billiken de hace 60 años)

Lo más impresionante es el esqueleto (en realidad es una copia en yeso) de un dinosaurio, que se exhibe en uno de los salones de la planta baja. Se trata de una donación de Mr Carnegie a Saenz Peña en los primeros años del siglo XX....

El mejor ejemplo de lo que es el Museo es la famosa sala de los huesos de mamíferos. Allí, un poco amontonados, en vitrinas, en el medio de la sala y hasta colgando de las vigas del techo se encuentra una maravillosa colección de osamentas de mamíferos que incluyen desde varios primates superiores, caballos, perros y elefantes hasta varios cetáceos de gran tamaño que cuelgan de los techos. Lo impresionante es que en una de las vitrinas se ve una foto de la sala en 1910....y parece sacada ayer, pues prácticamente nada ha cambiado en 100 años!

Me fui del Museo con el sabor amargo de comprobar una vez más lo que han hecho generaciones de gobernantes ineptos con el país que construyó la generación que nos gobernó desde 1860 hasta el 1930. Y lo que más bronca me dio, es saber que hay idiotas que justifican el destrozo, la desidia y la ignorancia posterior, y pretenden hacernos creer que ese país al que llegaron millones de inmigrantes, que pasó de ser un desierto en el fin del mundo a una nación más rica que muchas de Europa, que fue capaz de montar un Museo como este en una ciudad inexistente, esos idiotas (repito) nos quieren hacer creer y hasta quizás creen que en realidad era una porquería.....

jueves, julio 13, 2006

Otro papelón y van...

14 a 1
Y el solitario voto a favor fue del juez propuesto por la delegación argentina

¿No había nadie que le diera una indicación al gobierno sobre las pocas chances que tenía en La Haya?

A veces pienso que la ineptitud es una condición necesaria para la toma de decisiones en este gobierno. No hay lugar para la ineptitud contingente

Somos el Serbia Montenegro del Mundial de los pelotudos

El Chavono

Me parece que ese sería un buen nombre para los bonos que quiere lanzar Chavez junto a Argentina. Un bono para chabones. Y no olvidemos que chabón viene de boncha. Y boncha es una vieja y suave manera de decir boludo

martes, julio 11, 2006

Un banco del Sur

Terminó el mundial, y a falta de emociones futboleras nos desayunamos con el exabrupto chavista de armar un Banco del Sur, que opere los bonos binacionales que emitirá con Argentina, de préstamos baratos y pague tasas altas por los depósitos

Propongo entonces más ideas, porque soñar es gratis:

Un supermercado del sur, en la que el jamón de pata negra cueste menos que la bondiola, y la cajera te fíe
Un mundial del Sur, en la que nuestros goles valgan por 3 y los de los demás por 1, y sólo se cobre offside en nuestro campo
Un auto del sur, que tenga caja de 6ta, motor de 500 caballos, ande a agua y cueste US$1000, págadero con un crédito a 45 años del banco del Sur al 1.2% de interés con 30 años de gracia

Y, last but not least, un gobierno del sur, en la que nuestros presidentes sean inteligentes, honestos y piensen las cosas antes de hablar